El reflujo gastro-esofágico y la tos son intercambiables como causa uno del otro. El reflujo gastro-esofágico es el regreso de comida y ácidos del estómago hacia el esófago. Este paso puede ser leve y subir poco, o bien ser severo y subir hasta la faringe y haber paso de estas sustancias a la parte respiratoria como es la laringe y la tráquea y, por consiguiente, provocar problema respiratorio.
El ácido es muy irritante por lo que al llegar a la laringe causa tos. Si irrita tráquea y bronquios, además de tos, puede causar broncoespasmo con silbidos de pecho y falta de aire. Y finalmente, si llega a los alvéolos, puede causar neumonía y fibrosis pulmonar.
El reflujo es muy común en personas que tienen hernia hiatal (una porción del estómago se sale del abdomen y se sitúa en tórax) y en recién nacidos. En estos últimos se debe principalmente a falta de maduración de la unión del esófago con el estómago. Como es de suponer, los niños prematuros presentan más reflujo que los nacidos a término.
En sí el reflujo en recién nacidos, como es tan frecuente (todos vemos como muchos de ellos regurgitan leche al hacerlos repetir) solo es anormal si causa enfermedad respiratoria o bien, no permite ganar peso al bebé (por exceso de vómitos).
La tos puede causar reflujo en niños y adultos cuya unión esófago-gástrica es débil o parcialmente ineficiente (ya que sirve para no dejar pasar alimento del estómago al esófago). La tos por sí misma requiere, entre otras cosas, el aumento de la presión abdominal, ya que los músculos abdominales intervienen de manera importante en la tos (para expulsar el aire de los bronquios con fuerza). Este aumento de la presión intra-abdominal comprime necesariamente al estómago y éste intenta “vaciarse” hacia donde haya una abertura y ésta la encuentra hacia el esófago, causando reflujo en personas susceptibles (por ejemplo: personas con hernia hiatal o niños recién nacidos y lactantes).
Con esto queda la fórmula: REFLUJO GASTRO-ESOFÁGICO TOS
Por lo que el reflujo produce tos y la tos produce reflujo en un círculo vicioso que se rompe identificando qué fue primero, si el reflujo, o la tos. El problema se complica cuando en el ser humano, no es necesario que el reflujo suba hasta la faringe para producir tos. Simplemente con que el ácido llegue aproximadamente a la mitad del esófago, por vía refleja, puede producir tos. El médico debe ser capaz de dilucidar que es primero, la tos o el reflujo como causa inicial y perpetuante del problema.
A veces es tan fácil como preguntar: El paciente ¿vomita porque tose? O ¿Tose porque vomita? Cuando no es tan fácil hay que determinar si ya había antecedentes de reflujo gastro-esofágico (dígase: agruras) antes de la tos o éstos aparecieron después de la tos como a veces sucede, producto de la terapéutica previamente empleada. El reflujo “silencioso”, es decir, asintomático se sospecha cuando, a pesar de una terapia agresiva (antiinflamatoria y broncodilatadora) contra el asma, el paciente sigue con tos, silbidos de pecho y dificultad para respirar.
No creo que sea tan difícil si se piensa constantemente en ello y se está alerta de la relación que se puede establecer entre estas dos enfermedades en niños y adultos.
“PORQUE RESPIRO, EXISTO”
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